Índice
Autoras:
Eva Pereira Ramos, auxiliar administrativo HUCA
Elisa Pereira Ramos, auxiliar administrativo HUCA
Introducción
Las agresiones que no conllevan contacto físico: vejaciones, insultos, amenazas, coacciones.
La OMS define la violencia en el ámbito laboral como todos aquellos incidentes en los que la persona es objeto de malos tratos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo, con la implicación de que se amenaza explícita o implícitamente su seguridad, su bienestar y su salud.
La violencia ejercida a través de las palabras puede producir daños a distintos niveles. Psicológicamente este abuso verbal causa una fuerte impresión sobre la persona que lo sufre, con importante merma en su capacidad de reacción. Produce un intenso dolor psicológico, a menudo más indetectable que el dolor físico pero a veces más duradero y devastador.
Este tipo de violencia no siempre es fácil de identificar, se tiende a normalizar e incluso puede pasar desapercibida cuando el acusador trata de justificarse con el chantaje emocional.
Desafortunadamente este tipo de violencia es bastante frecuente.
La agresión verbal es un problema serio al que tiende a quitarse importancia, lo cual hace necesario que se detecte lo antes posible, ante los posibles daños que puede sufrir la víctima:
- Baja autoestima y complejo de inferioridad: cuando alguien nos repite de forma reiterada que la culpa es nuestra, que todo está mal.
- Consecuencias en la salud de la persona: situación de tristeza, depresión, hábitos tóxicos.
- Desarrollo de conductas antisociales: tendencia al aislamiento.
- Impotencia, rabia, indefensión e humillación.
El circuito del daño físico y emocional es el mismo.
Desarrollo
Causas de las agresiones y circunstancias que concurren en las mismas
- Falta de educación.
- Empoderamiento del paciente.
- Exigencia excesiva hacia el profesional.
- Retrasos en sanidad.
- Mala comunicación con el paciente.
- Respuestas negativas a las demandas del paciente.
Cómo responder ante estas agresiones
- Desarrollo de técnicas/habilidades para prevenir conflictos
- Estrategias del no abuso del “no”
- Mantener calma/autocontrol
- No discutir
No existen estadísticas que reflejen la realidad de este problema, no sabemos a ciencia cierta a cuántos profesionales afecta, pero cada vez es más frecuente. La gran demanda existente en sanidad y las exigencias por parte de enfermos y familiares, no pudiendo a veces satisfacer sus necesidades y expectativas, hacen que se llegue a situaciones límite donde las agresiones encuentran su caldo de cultivo.
Las conductas violentas/agresivas que no conlleven agresión física, no deben justificarse ni permitirse de ninguna manera, no deben de llevarnos a la cesión en las pretensiones del paciente, pues si consigue su fin a través de la violencia llegaremos a ser cómplices de esta actuación intimidatoria constituyendo una mala praxis en la atención.
No podemos renunciar al derecho de ser tratados con respeto, a trabajar en un ambiente sanitario tranquilo donde podamos participar de la consecución de los fines para los que fue creado el Sistema Nacional de Salud (SNS).
La presión asistencial y la falta de recursos para la buena atención de los pacientes son a veces culpables de esta situación ajena en todo caso a la actuación de nuestros profesionales;
Las ayudas tanto psicológicas como legales, por parte del Centro Sanitario, prestándonos atención especializada en los distintos ámbitos que precisemos hará que el profesional se encuentre acompañado/ protegido ante las agresiones, mermando en lo posible las consecuencias derivadas de la agresión. Pero, las autoridades sanitarias deberían de proporcionar unos recursos más efectivos para la buena atención.
Es necesario ante este problema, que va en un preocupante aumento, que los profesionales implicados en estos hechos los pongan en conocimiento de sus superiores, junto con
los elementos de prueba y los posibles testigos, con el fin de adoptar las medidas necesarias para la resolución satisfactoria del conflicto. La solución no pasa por una actuación a nivel individual sino con un conjunto global de medidas y agentes con el respaldo jurídico suficiente.
Conclusión
Debemos de evitar el alarmismo, ya que las agresiones aunque van en un creciente aumento, todavía siguen siendo minoritarias.
Un sistema sanitario de calidad es imprescindible para recuperar con garantías el espacio en el que los profesionales sean tratados con el respeto necesario para el ejercicio de sus competencias.
Hay adoptar cuantas medidas de protección y prevención sean necesarias.
No se debe tolerar ningún tipo de agresión al trabajador como algo tolerable o “normal”
Bibliografía
- Organización médica colegial de España (OMC)
- https://psicologiaymente.com