Primera Autora: María Consuelo Vázquez Gómez
Segunda Autora: María Isabel Álvarez Dos Santos
Tercera Autora: María Dolores Cabeza Vega
Introducción
Una enfermedad crónica puede presentar episodios agudos o de mayor intensidad, al igual que una patología aguda se puede transformar en un proceso terminal.
En este trabajo enumeraremos los principales cuidados que precisan los pacientes crónicos o que se encuentran en fase terminal. También lo haremos en cuanto a los aspectos psicológicos.
Desarrollo
Lo primero que tendremos en cuenta es respetar los derechos individuales de la persona, su dignidad, libertad y bienestar personal. Procuraremos ayudar a que tenga la mejor calidad de vida posible, tanto si se trata de un paciente crónico, como si hablamos de un paciente terminal.
Potenciaremos el apoyo emocional y afectivo al paciente. Ayudaremos a la familia a superar la crisis. Por tanto, las actuaciones del TCAE van a ser tanto de tipo físico como de tipo psicológico, para con el propio paciente y sus familiares.
Loa cuidados generales son similares a los que se dispensan al resto de los pacientes. Los cuidados específicos dependen de la patología de base y de las complicaciones que se presenten. Es en los cuidados psicológicos donde tendremos que trabajar con mayor profundidad. Tendremos que controlar nuestros propios temores y no transmitir una sensación de abatimiento o desesperanza.
No mostraremos una actitud de apatía o despreocupación frente a un paciente que conoce la gravedad de su estado e, incluso, que ha podido aceptar la idea de su muerte.
Desde nuestro trabajo podremos escuchar al enfermo, dialogar, compartir sus sentimientos y dejarle que manifieste sus temores. No debemos eludir hablar de su enfermedad, ni de su gravedad, ni de su muerte, pero no provocar nunca el tema de la conversación, ya que debe ser el paciente, el que hable de aquello que le preocupa. Tampoco debemos transmitir opiniones ni consejos personales, ni contar nuestros problemas personales a quien no desea o no está en condiciones de escucharlos. Nos limitaremos a compartir los sentimientos del paciente.
No facilitaremos falsas esperanzas ni engaños, pero tampoco eliminaremos las posibles esperanzas que manifieste el paciente. El tacto es una cualidad esencial del TCAE. Aun cuando la persona no desee hablar, conviene que le hagamos comprender que nos preocupamos por él, por ejemplo, permaneciendo un tiempo a su lado, cogiéndole la mano…
De la misma manera deberemos respetar las creencias y necesidades religiosas del paciente, pero esperaremos a que nos lo pidan. No obstante, informaremos de las posibilidades que ofrecen las instituciones (misa en los días festivos. Confesión. Extremaunción…).
Eludiremos los comentarios en presencia de la persona enferma, aunque esté inconsciente y creamos que no nos puede oír.
Atenderemos a los familiares del paciente y les permitiremos estar a su lado salvo indicaciones en contra. Derivaremos las preguntas precisas o comprometidas hacia la enfermera o el médico.
Conclusión
Tanto si la paciente tiene una enfermedad crónica, como si se trata de un proceso en fase terminal, tiene derecho a obtener una buena asistencia sanitaria. Por tanto, nuestros cuidados han de ser solícitos y eficaces, independientemente de que el resultado final de su dolencia sea la curación o la muerte.
Bibliografía
- EBEP – Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público.
- Estatuto del Personal Sanitario no facultativo de la Seguridad Social, de 26 de abril de 1973.
Técnicas Básicas de Enfermería (Editex).
Auxiliar de Enfermería (Mc Graw Hill Education).