Índice
Autora: Cecilia Martínez Arias. Enfermera comunitaria.
Palabras clave: Enfermería en salud comunitaria, pandemia, opinión pública.
Introducción
La asistencia sanitaria en general y concretamente la atención primaria se ha visto obligada a cambiar la manera de prestar sus servicios desde marzo del año 2020, cuando se decreta en España el estado de alarma debido a la COVID-19. El sentimiento inicial de orgullo y gratitud por parte de los usuarios va tornándose en desagrado, enfrentamiento y contrariedad.
Objetivos
Describir la situación laboral vivida por las enfermeras de atención primaria en pandemia.
Descripción de la experiencia
El 14 marzo de 2020 El Gobierno de España decreta el estado de alarma, limitando la libertad de circulación ciudadana a determinados supuestos y estableciendo el cierre de la mayoría de comercios y la totalidad de los lugares de ocio, educativos y culturales. Se inicia el confinamiento domiciliario de todo el país. No son muchos los estamentos que deben seguir trabajando, serán únicamente los servicios esenciales los que continúen su labor entre los que nos incluimos el personal sanitario.
El resto, inicia un movimiento ciudadano diario, una especie de reconocimiento u homenaje que tiene lugar cada día desde balcones y ventanas a las 20:00 h. Mientras tanto, el personal sanitario se las ingenia para enfrentarse a un enemigo desconocido del que apenas tenemos información. Lo que si tenemos claro es que urge cambiar la forma de trabajar ya que, de no ser así, saldremos derrotados.
La Atención Primaria, es la puerta de entrada al sistema sanitario, donde toda la población acude tanto para prevenir la enfermedad, como para combatirla y también para minimizar o atenuar los efectos secundarios que esta pueda dejar en la persona, estos tres “motivos de consulta” coinciden con los tres niveles de atención: prevención primaria, prevención secundaria y prevención terciaria. Por ello es necesario crear circuitos nuevos de trabajo para seguir dando una atención de calidad, adaptada a la nueva situación: La consulta telefónica, adopta protagonismo y ayuda a identificar que consultas requieren vistas presenciales (diferenciando zona de triaje, zona COVID, zona limpia).
En estos catorce meses todo el equipo sanitario y particularmente la Enfermería ha estado unida como un pelotón en batalla, cambiando su forma de trabajar según la situación lo requiriera. Las planillas de reparto de tareas, eran como castillos de arena, horas y horas de trabajo organizativo cada semana, para acabar arrasado por la ola y sus necesidades cambiantes. Ahí empezó el trabajo por tareas: surgieron multitud de domicilios de usuarios con factores de riesgo que no podían acudir al centro como antes lo hacían (recuerdo un día que una compañera prestó servicio en 22 viviendas en tan solo una mañana), se precisó personal de refuerzo (que en muchos casos debíamos ser nosotros mismos doblando turnos), aun así, nade se quejaba todos remábamos en la misma dirección. La colocación de los EPIS nos parecía complicada al principio de marzo, en poco tiempo nos “vestíamos” y nos “desvestíamos” a una velocidad que nunca hubiéramos imaginado, test de antígenos, PCR en el centro, PCR en los domicilios, ahora vuelve al tuyo… ¿Me habré lavado bien?
El verano que nunca parecía llegar se presentó cuando la situación parecía mejorar, pero duró poco y con tantas movilizaciones las olas del mar se fueron para dejarnos la “segunda ola”…Cuando apenas habíamos descansado y las fuerzas empezaban a flaquear, volvimos a la batalla, en esta segunda ya no éramos tan “heroínas” como en la primera, no es que ya no nos aplaudieran es que lo que se apreciaba era un descontento generalizado con nuestro trabajo por parte de la población: “en el centro de salud ya no te atienden”, ”no contestan el teléfono” , “a mí ya no me controlan la tensión”, “mi enfermera ya no está en su consulta” o “cada vez me atiende una distinta..” Era el encabezado de toda crónica social y algo que nos frustraba enormemente.
Conclusiones
A pesar de ese sentir, las enfermeras no nos habíamos ido a ninguna parte, estábamos haciendo prácticamente el mismo trabajo que nos habían aplaudido al principio de la pandemia, complicándolo más si cabe en los últimos cinco meses, vacunando a una población con sus distintas franjas etarias y sus distintas vacunas, repasando matemáticas y la tabla del 6 con nuestra amiga Pfizer, intentando atenuar el revuelo creado por nuestra amiga Astra-Zeneca y lidiando incluso con negacionistas que han creado su propia realidad aparte, en la que a veces te gustaría irrumpir relatando como ha sido tu vida laboral este último año.
Las enfermeras estábamos aunando fuerzas para salir cuanto antes de esta situación porque somos las primeras que queremos retomar nuestro trabajo, volver a tener nuestra consulta como antes, hacer el seguimiento de nuestros pacientes crónicos, hacer educación para la salud en la comunidad, docencia e investigación porque, aunque nunca nos hemos ido, estamos deseando volver.