Índice
Autora: Luisa María Abreu Jardon
Introducción
Según datos de la estadística continua de hogares de 2020 elaborada por el (INE) Instituto Nacional de Estadística, en España hay 4.849.900 personas que viven solas, el 70,9% son mujeres que viven solas, y un 43,6% tiene más de 65 años.
Existen estudios que identifican la mortalidad prematura de las personas mayores debido a la soledad. Por eso, la Organización Mundial de la Salud considera la soledad no deseada una cuestión de salud pública, porque puede tener efectos importantes en la salud de las personas; deterioro cognitivo, depresión, pérdida de movilidad, enfermedades cardiovasculares, demencia, hipertensión y mortalidad temprana.
Objetivos
Dar a conocer al personal sanitario y no sanitario que realizan su trabajo en centros de salud y hospitales la importancia de escuchar a los ancianos para paliar la soledad que padecen los pacientes ancianos y de esta manera contribuir a mejorar su salud física, emocional y psicológica.
Método
(Buscar información en bases de datos como PubMed y Dialnet), Instituto Nacional de Estadística, Organización Mundial de la Salud, Ministerio de Sanidad, Instituto de la Mujer…
Resultados
La soledad que padecen los pacientes ancianos dependientes es mayor que la de los pacientes ancianos autónomos. Las personas mayores que pueden valerse por sí mismas pueden evitar la soledad realizando las siguientes actividades; participar en programas de voluntariado, realizar cursos o talleres de nuevas tecnologías, pintura, fotografía, lectura, viajar junto a otras personas de intereses comunes…
Los pacientes ancianos dependientes necesitan más atención específica y personalizada en su día a día. Para evitar su soledad, tienen acceso a programas concretos que les ayudan a tener calidad de vida y socializar. Se pueden adaptar actividades donde ellos puedan participar y sentirse integrados. Por ejemplo; visitas al zoo, llevarlos de paseo por la playa, leerles en voz alta.
Conclusiones
Los profesionales tienen que dar una atención profesional y respectar la dignidad del paciente geriátrico sea este autónomo o dependiente sin infantilizar su persona, ni infravalorar sus capacidades físicas, psicológicas o intelectuales