Autor: David Álvarez Fidalgo. Categoría profesional: celador
En época de cuarentenas, mascarillas, estados de alarma y campañas de vacunación masivas para frenar la pandemia de COVID-19 que lleva ya un año y media trastocando la vida a nivel mundial, nos siguen sorprendiendo noticias sobre el incorrecto lavado de manos por parte de la mitad del personal sanitario, como indica un reciente estudio de la Universidad de Chicago.
Parece que las advertencias y continuos consejos tanto por parte de la OMS, como por parte de distintas autoridades gubernamentales y sanitarias no han logrado mantener los altos niveles de uso registrados durante el inicio de la pandemia. Así, si durante esos primeros meses el estudio registró usos en el centro médico monitorizado del 100%, solo unos meses después los resultados caían en picado hasta el 56%, muy cerca de cifras anteriores a la pandemia. Según la OMS las cifras ascenderían hasta el 70%, pero aun así, seguirían siendo preocupantes.
Diversas encuestas al respecto señalan los efectos negativos sobre la piel de un lavado excesivo de manos junto con la proliferación en el uso de geles hidroalcohólicos como uno de los principales motivos del descenso de esta práctica tan necesaria entre los trabajadores del ámbito sanitario. La incorporación del uso de gel hidroalcohólico a numerosas facetas de nuestra vida tampoco ha contribuido a mejorar la situación.
Por ello, vamos a repasar cuáles son las principales consecuencias negativas que tiene sobre nuestra piel y formas de prevenirlas para así poder desempeñar nuestra labor adecuadamente sin preocupaciones.
Entre las consecuencias podemos citar las siguientes:
- La eliminación de los aceites naturales de la piel. Los lavados continuos de manos no dejan tiempo para que la piel se regenere por lo que nuestra epidermis queda desprotegida. De esta manera, la piel es más susceptible a la proliferación de patógenos.
- El empobrecimiento de la flora bacteriana cutánea. Cuando no dejamos tiempo suficiente para su regeneración, debilitamos las defensas de nuestra piel, dejándola más expuesta a posibles infecciones.
- La posibilidad de sufrir alergias de contacto. En este caso, aparecen dermatitis irritativas y de contacto.
En general los trabajadores sanitarios evitan estos problemas mediante el uso continuado de cremas hidratantes, pero existen otras formas de prevenir estas consecuencias. Podemos resumirlas de la siguiente forma:
- El lavado rutinario de manos tras el empleo de una solución alcohólica, en ocasiones desencadena dermatitis. Trataremos de evitar su lavado después del uso de gel hidroalcohólico en la medida de lo posible.
- Otro factor que favorece procesos de dermatitis es el empleo de agua caliente durante el lavado con agua y jabón, de manera que trataremos de evitar su uso en la medida de lo posible.
- Proporcionar a los trabajadores sanitarios que padezcan alergias o sufran reacciones adversas productos sustitutivos para el lavado de manos.
- Recomendar y facilitar, en la medida de lo posible, geles, cremas y lociones al personal sanitario para reducir las dermatitis de contacto por irritantes relacionados con el lavado de manos o la antisepsia.
- Realizar campañas informativas sobre la práctica de cuidado de manos dirigidas a los profesionales para informarles sobre cómo prevenir las consecuencias negativas antes mencionadas.