Autora: Blanca Granda Rodríguez
Introducción
El cáncer es la segunda causa de muerte en los países desarrollados, después de las enfermedades cardiovasculares. Aunque existe una implicación de factores genéticos, los factores medioambientales son los que determinan de forma más directa el cáncer. Aunque todavía no podemos hablar de una dieta anticáncer, el profesional sanitario nos puede orientar sobre dieta saludable.
Resultado
Recomendaciones sobre hábitos alimentarios más correctos para evitar y prevenir una serie de tumores.
No fumar
Consumir alcohol con moderación
Seguir las instrucciones de manipulación de sustancias cancerígenas
Evitar una exposición excesiva al sol
Comer frutas, verduras frescas y cereales con fibra
Evitar el exceso de peso y el excesivo consumo de grasas
Consultaremos al médico cualquier cambio de aspecto de lunares, bulto o cicatriz.
Consultar al médico por tos, ronquera persistente, cambios en el hábito intestinal o pérdida de peso.
Frotis vaginal en mujeres y vigilar los senos después de los 50 años.
Recomendaciones en nutrición preventivas del cáncer
Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra. Es recomendable de 25 a 30 g de fibra al día. Una dieta rica en fibra protege al organismo contra cánceres de colón, estómago y posiblemente contra el de mama. También conviene ingerir legumbres (judías blancas, garbanzos), cereales (pan integral, harina de trigo integral), verduras (espinacas, cebolla) frutos secos (higos, ciruelas y frutas con piel).
Consumir bebidas alcohólicas con moderación. No es recomendable sobrepasar los 30 g diarios de alcohol en los hombres y 20 gramos al día en mujeres. Los cánceres de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado e intestino están relacionados con el consumo excesivo de alcohol.
Reducción de la ingesta de grasas por debajo del 30% de las calorías totales diarias. Una dieta con un contenido elevado en grasas saturadas está relacionada con el riesgo de contraer cáncer de colon, mama, ovario, útero, piel y próstata.
Es importante incrementar el consumo de grasas insaturadas (aceite de oliva, soja) y reducir las grasas saturadas de origen animal.
Moderar el consumo de los ahumados, adobados y salados. El abuso de estas sustancias está relacionado con el cáncer de nasofaringe, esófago y estómago. El poder cancerígeno de los alimentos ahumados es debido a una sustancia “benzopirenos” que se encuentra en la superficie de los alimentos ahumados.
Las frutas, verduras y hortalizas aportan a la dieta de cada día, agua, vitaminas y minerales, evitan el exceso de proteínas y grasas. Se recomiendan 5 raciones de frutas y verduras cada día.
Consumir productos ricos en antioxidantes. Entre los que destacan las vitaminas A, C y E Selenio, zinc (Zn), hierro (Fe), Yodo.
Mejor escoger carnes magras y pescado en lugar de carnes rojas.
Es importante reducir carnes como buey, vaca, cordero y sustituirlas por pollo, conejo, pavo y pescado.
Optar por leche y los lácteos desnatados.
Si incorporamos ejerció físico a nuestra vida diaria, cocinamos de forma sana y cuidamos nuestra alimentación lograremos reducir un porcentaje importante de muchos canceres por eso debemos contribuir en la parte que nos toca y la ciencia seguir investigando.
Bibliografía
Santini A, Tenore G, Novellinno E, Nutraceuticals: A paradingm of proactive medicine. Eur J Pharm Sci. 2017; 96: p. 53-61