Autora:
Eva Puente Bardón
Introducción
El síndrome del trabajador quemado o síndrome de burnout fue conceptuado en el año 1974 por el psiquiatra Freudenberger, describiéndolo como un estado de agotamiento emocional somatizado con consecuencias físicas.
«Burnout» proviene del inglés y se traduce al español como «estar quemado».
Desarrollo
En general, la mayoría de las personas que lo padecen se sienten frustradas y no lo consideran como una enfermedad que afecta a su labor y desempeño laboral, incluso a veces no saben ni cómo explicar bien su malestar.
El campo de la psicología es el que reconoce el síndrome de burnout como un estado de insatisfacción, desgaste y fatiga laboral, caracterizado por un continuo malestar, baja motivación, excesivamente alterado en su estado de ánimo, agotamiento persistente, todo ello generado por problemas de trabajo.
Este tipo de dolencias ocurre en mayor índice donde el trabajador tiene contacto permanente con usuarios, a los que les ofrece y otorga un servicio, el cual implica atención o ayuda a personas.
La carencia de energía y de herramientas emocionales es el primer síntoma. El segundo es la despersonalización, con actitudes negativas hacia su entorno.
Los trabajadores con esta enfermedad, se sienten insatisfechos hacia su quehacer laboral.
Está demostrado que un estrés crónico negativo es la antesala al padecimiento de burnout y se considera un trastorno que afecta a nivel emocional y psicológico a un porcentaje de personas que trabajan en situación de estrés y ansiedad.
Este síndrome no se debe aplicar para describir la vivencia en otras áreas de la vida.
Durante la 72º Asamblea Mundial de la Salud, realizada en Ginebra, Suiza, los Estados miembros de la OMS pactaron que estas nuevas pautas del síndrome de burnout rijan a partir del 1 de enero de 2022.
La recuperación no es rápida y suele llevar unas pautas de vida que alargan su recuperación:
– Técnicas de relajación
– Practicar ejercicio físico
– Alimentación y estado de vida saludable
Son algunos de los cambios de actitud en la vida del afectado por esta dolencia.
La ayuda tratada por un profesional terapéutico será fundamental en la curación de este mal.
Conclusión
En muchas ocasiones, la implicación laboral al que se ve sometido un celador le lleva (debido a su empatía psicológica y emocional con las personas enfermas) a una sobrecarga psicológica que le afectará en lo sucesivo a su vida cotidiana.
Es necesario un bajo y aceptable nivel de estrés para que la motivación sea positiva y se pueda adaptar a las tareas con ilusión y proyectabilidad.
Pero si los retos se vuelven gigantes y las tareas requeridas superan las herramientas propias de actuaciones negativas que desembocarán en el síndrome de burnout.
Bibliografía
Páginas web:
- “El enemigo silencioso del celador” // Revistamedica.com
- www.nacionfarma.com
- www.quironprevencion.com