Índice
Autores:
Sonia Berros Fernández
M. Ángeles Díaz Díaz
Alejandra García Fernández
Introducción
La enfermedad celíaca es un proceso crónico multiorgánico autoinmune que lesiona primero, al revestimiento del intestino delgado, y puede también, dañar a otros órganos del cuerpo o tejido corporal.
Esta afección proviene de una reacción a la ingestión del gluten, el cual se encuentra en la cebada, trigo, centeno, y probablemente en la avena, y por supuesto en derivados de estos alimentos.
Metodología
Para la elaboración de este trabajo se hizo una revisión bibliográfica de diversas bases de datos, como http://medlineplus.gov, http://Elsevier.es, ARUP Guide to Clinical Laboratory Testing y Mosbys Diagnostic and Laboratory Test Reference 8th Edition.
Desarrollo del tema
La causa para desarrollar la celiaquía es desconocida, pero existe un componente genético que hay en determinadas familias, también es causa agentes ambientales, probablemente infecciones víricas u otras y también asociación a otras enfermedades autoinmunes.
Los síntomas más comunes de esta enfermedad son diarrea crónica, distensión abdominal, gases, estreñimiento, heces blandas, gaseosas, voluminosas y con mal olor, gases, náuseas, vómitos, dolor abdominal. pérdida de peso, cansancio, en los niños puede provocar retraso en el crecimiento, calambres musculares, anemia, erupción cutánea, …
Algunas personas no presentan síntomas ya que su parte no dañada del intestino sí que es capaz de absorber suficientes nutrientes para prevenir los síntomas.
La transgluminasa tisular es un antígeno que genera el propio organismo en los pacientes que tienen celiaquía, que, a través, de pruebas serológicas se determina la cantidad de anticuerpos (Ac) tanto IgG como IgA, que genera una persona.
Para la detección de anticuerpos antitransgluminasa tisular se realizan técnicas de enzimo-inmuno-análisis (ELISA), es una técnica cuantitativa y de fácil realización y, para ello necesitamos una muestra de suero. Estos Ac. son los que más información nos dan en el diagnóstico, sobre todo los de la clase IgA, y también son útiles para el seguimiento de dicha enfermedad. Son los más sensibles.
Los resultados se darán con cifras numéricas, indicando la clase de inmunoglobulina IgG o IgA. No es suficiente indicar positivo o negativo. Concentraciones elevadas de anticuerpos antiTG2 predicen mejor la atrofia vellositaria que valores positivos bajos.
Expertos en la enfermedad recomiendan rebajar el umbral, y considerar positiva una discreta elevación por encima de 2-3 U/ml.
Conclusión
Los anticuerpos antiTG2 son marcadores de gran sensibilidad, pero a veces, pueden dar falsos negativos, por lo que se deben realizar otras pruebas complementarias como la biopsia de intestino delgado, biopsia de piel y pruebas genéticas.
La biopsia de duodeno puede tardar en normalizarse hasta 2 años, aun así, con dieta estricta de gluten y con suplementos dietéticos de las vitaminas o minerales en los que se detectan déficits para así, favorecer su recuperación.
Una vez diagnosticada dicha enfermedad, los anticuerpos deberían disminuir y, comprobar así que la dieta sin gluten funciona.